También ha sido útil porque agregado al tratamiento principal (quirúrgico) de algunos tumores, como el cáncer de mama y el de colon, aumenta las probabilidades de curación que tienen algunos pacientes que se han sometido a operación por alguno de esos cánceres. Además, está su uso como paliativo, es decir, para quitar las molestias que causa el cáncer a través del control del mismo.
Sin embargo, estos beneficios, y a pesar de que se ha invertido mucho en investigación en busca de medicamentos útiles y exentos de efectos colaterales, vienen a cambio de algunas molestias y de otros efectos colaterales que pueden deteriorar la calidad de vida mientras se recibe el tratamiento, además de que en algunos casos pueden poner en riesgo la salud.
Enseguida vamos a describir los efectos colaterales que son más comunes para la mayoría de los medicamentos que usamos con más frecuencia. Dependiendo del medicamento que se reciba, pudiera ser que algunos de estos efectos no se espere que se presenten, pero también hay medicamentos que tienen efectos colaterales muy particulares y que no aparecen en la lista enseguida, que son los más comunes.
Finalmente, cada individuo responderá de forma diferente, y hay quienes no tienen ningún efecto colateral, y hay quienes presentan pocos efectos colaterales, pero también pueden haber muchos.
Náusea y vómito
La mayor parte de los medicamentos que usamos en Oncología tienen la posibilidad de causar náusea y/o vómito. Aunque en la actualidad tenemos disponibles una variedad de medicamentos que fueron diseñados especialmente para controlar la náusea y el vómito inducidos por la quimioterapia, aún es común encontrar que quienes reciben algún tratamiento de quimioterapia presentan esos molestos efectos colaterales, si bien la intensidad es mucho menor a la que había antes de que tuviéramos esos medicamentos.
Los medicamentos comunes para el control de la náusea y el vómito no son muy útiles por sí solos cuando la causa de esas molestias es un medicamento de quimioterapia; pero actualmente contamos con varios medicamentos que originalmente se hicieron pensando en los enfermos que reciben quimioterapia.
Generalmente, si el tratamiento que vamos a usar es de los que llamamos muy emetogénicos (que casi siempre causan mucha nausea y vómito), usamos un derivado de la cortisona, como la dexametasona (que se ha demostrado que ayuda a disminuir esas molestias), seguido de un inhibidor de los receptores tipo 3 de la serotonina (5HT-3), cuyo nombre farmacológico termina en “setrón”. Estos los administramos en la vena antes de iniciar el tratamiento de quimioterapia, y luego indicaremos al enfermo o enferma que continúa tomando el “setrón” unos días más, pero en algunos casos en lugar del “setrón” usamos una clase distinta de medicamento, como el aprepitant.
Casi siempre el uso de esa combinación nos brinda una protección satisfactoria contra la nausea y el vómito, y muchos pacientes no tendrán absolutamente nada de esas molestias, y muchos otros las sufrirán en forma leve.
La náusea y el vómito, cuando se presentan a pesar del tratamiento antiemético mencionado y se deben a la quimioterapia, inician varias horas después de administrado el medicamento que los causa, y pueden estarse presentando en forma intermitente por un periodo variable de tiempo, que depende del medicamento que los cause, pero que casi nunca es mayor de tres días.
A quienes reciben quimioterapia y presentan náusea y/o vómito, se les hacen las siguientes recomendaciones útiles.
- Cuando haya náuseas o malestar vago en el estómago, es mejor no comer a llenarse, sino hacer como los pájaros: comer poco con frecuencia. De esa manera el estómago no se llenará y habrá menos tendencia al vómito.
- Si va a estar comiendo con frecuencia, conviene que sean alimentos que no requieran calentarse. Esto por la comodidad de no tener que estar calentando comida con frecuencia, pero también porque los aromas que despiden los alimentos calientes, que generalmente son agradables, se hacen muy desagradables cuando se tiene nausea o se está predispuesto a presentarla.
- Algunas personas pierden durante un par de días el deseo de comer sólidos. Les recomendamos a sus familiares que no los fuercen a hacerlo, porque van a provocar que vomiten. Es indispensable mantenerse tomando líquidos (especialmente el primer día después de cada administración de quimioterapia), pero se puede vivir sin ingerir alimentos sólidos uno o dos días.
- Los líquidos fríos son muy útiles para ayudar a calmar las náuseas. Pueden ser desde agua fría hasta nieve; pero puede ser cualquier líquido frío (que no tenga alcohol), y si el enfermo o enferma además no está comiendo sólidos, conviene, si se antoja y se tolera, que los líquidos tengan nutrimentos (jugos, licuados, malteadas).
- Las galletas saladas también parecen ser útiles.
- La medicina tradicional china usa mucho el jengibre para el control de la náusea y el vómito. Hay estudios que demuestran que el jengibre ayuda al control de la náusea y el vómito. Puedes comerlo crudo en rebanadas o rallado. También en infusión en agua (té).
- Otros manejos alternativos de la náusea incluyen la acupuntura.
- Evite alimentos demasiado grasosos, demasiado condimentados, con chile.
- Cero alcohol los días que siguen a cada tratamiento de quimioterapia. De preferencia durante todo el tratamiento abstenerse de beber licor o cerveza.
- Manténgase con la mente ocupada y relajada: lea, escuche música, platique con sus familiares o amistades. De esa manera la percepción de la náusea no es tan grande.
- Evite estar donde hay olores fuertes. Incluso los que normalmente se nos hacen agradables pueden ser muy molestos los días que siguen a un tratamiento de quimioterapia.
- Antes de su primera dosis de quimioterapia no es necesario que se presente en ayunas. Tome sus alimentos usuales, o si lo desea, que sean más ligeros. En los tratamientos posteriores, usted decida, de acuerdo con su experiencia previa, si conviene o no haber tomado alimentos antes.
- Los días que haya predisposición a la náusea y el vómito, pruebe los siguientes alimentos, que es menos probable que le causen molestias:
- Caldo de pollo, caldo de res (caldos sin condimentos. Evite, por ejemplo, el caldo tlalpeño o la birria).
- Jugos de frutas. Aguas frescas de frutas. Algunas personas encuentran bueno el jugo de verduras (tipo V8®), pero otras lo encuentran cargado.
- Sodas (refrescos). La mayoría de la gente los preferirán sin gas, o que lo hayan perdido ya. Sin embargo, algunas personas encuentran desagradable ciertos refrescos sin gas, como los de cola.
- Bebidas para deportistas (hay varias marcas comerciales).
- Pollo a la plancha o cocido.
- Avena, cereales.
- Pastas.
- Arroz blanco.
- Galletas saladas. Pan. Pan blanco. Pan tostado.
- Gelatina. Nieve (especialmente de limón, pero puede ser del sabor que le agrade y se le antoje). Yoghurt. Paletas heladas.
Caída del pelo (alopecia)
Muchos, pero no todos, de los medicamentos que usamos en Oncología pueden causar en mayor o menor grado caída del pelo. Hay algunos, como la doxorubicina y la epirubicina, que usamos con mucha frecuencia que casi siempre causan la caída de la mayor parte del pelo.
Cuando se usa un medicamento de los que causan caída del pelo, ésta se notará más o menos a partir del día quince después de administrado el medicamento.
Es recomendable que el día que quien recibe tratamiento de quimioterapia empiece a notar que al lavarse el pelo, cepillarlo o al jalarlo un poco se queda una cantidad de pelo en la mano se lo corte “a rapa” para evitar estar dejando pelo por dondequiera, cosa que es molesta.
Es importante hacer notar que a veces hay dolor (leve) en la piel cabelluda desde un par de días antes de que inicie la caída del pelo, y puede durar unos tres o cuatro días.
El pelo empieza a salir entre uno y tres meses después de la última dosis de tratamiento. La velocidad de crecimiento será la normal, pero inicialmente el pelo será más delgado y quizá de textura más quebrada o chino. Con el paso de los meses volverá a ir adquiriendo las características de antes de la quimioterapia. Algunas personas notan que inicialmente todo el pelo que sale son canas, y otras personas al contrario, dicen que les desaparecieron las canas.
Si a usted le van a administrar un medicamento que causa con frecuencia caída del pelo, conviene que vaya consiguiendo, si desea cubrirse la cabeza, una peluca, sombreros, gorros, turbantes, etc.
Fatiga
Desde que la nausea y el vómito dejaron de ser tan severos gracias a la aparición de los medicamentos más efectivos para controlarlos, la fatiga es el efecto colateral más molesto para la mayoría de los pacientes.
Si bien en muchos casos es leve y de poca duración, al grado que algunos enfermos luego no recuerdan haberla tenido, a veces puede ser discapacitante. Generalmente la vemos a partir de varios días (casi siempre cuatro) después del tratamiento, y la duración es variable.
En algunos casos se manifiesta en forma constante, y desde la mañana la persona se siente cansada. En otros casos la persona se siente bien, pero si emprende cualquier actividad, por ligera que sea, al poco tiempo se sentirá agotada como si hubiera estado haciendo trabajo pesado por varias horas.
No hay medicamento específico para la fatiga inducida por la quimioterapia. Lo que mejor funciona es mantenerse activo y hacer el ejercicio equivalente a caminar treinta minutos a paso moderado todos los días. No tienen que ser los treinta minutos en forma consecutiva; pueden ser dos periodos de quince minutos, pero es importante no guardar reposo por la fatiga, o de lo contrario durará más.
- Tenga varios periodos cortos de descanso durante el día (de 10 o 15 minutos cada uno).
- Haga ejercicio. Manténgase activo(a). Además de caminar, puede hacer yoga o tai-chi.
- Duerma suficiente.
- Relájese mientras se mantiene activo. Es importante no estar acostado(a) todo el tiempo. Lea, practique algún pasatiempo o hobby, haga tejido o costura.
- Modifique su horario de trabajo. Trabaje menos horas. A veces es necesario modificar las responsabilidades en el empleo, para lo que es importante la ayuda de sus jefes. Algunos tipos de trabajo permiten hacerlo en casa.
En algunos casos queremos saber si no hay otro padecimiento detrás de la fatiga, dependiendo de las características y la severidad de ésta, de manera que es conveniente siempre reportarla al médico.
En casos especiales en que es mucha la fatiga y no hay otra causa, estamos usando un medicamento cuya indicación principal es el tratamiento de ciertos trastornos del sueño.
Efectos en sus venas
En la actualidad la mayor parte de los medicamentos de quimioterapia se administran por la vena. Sin embargo, la mayoría de ellos son irritantes para las mismas, y esto se puede manifestar por dolor a lo largo de las mismas. Generalmente es leve. En otros casos, además del dolor a lo largo de la vena, ésta se pone temporalmente dura como una cuerda y el brazo afectado no puede extenderse por completo a la altura del codo.
- Al salir de la administración de quimioterapia, aplíquese frío local con bolsa de hielo con una toalla entre su piel y la bolsa.
- Si hay molestia en la vena más de 24 horas después del tratamiento, calor local con bolsa de agua caliente y trapos calientes ayudará a desinflamar más pronto.
Malestar general
Es probable que tenga algunas molestias generales. En algunos folletos les llaman “efectos tipo influenza” “síntomas tipo influenza” o “flu-like”.
Estos síntomas pueden aparecer desde el mismo día del tratamiento hasta unos tres días depués, dependiendo del medicamento que haya recibido. Generalmente no duran más de 3 días. Incluyen:
- Dolores musculares.
- Cansancio.
- Dolor de cabeza.
- Sensación de estar enfermo (cuerpo cortado).
- Pérdida de apetito.
Para los dolores musculares, el de cabeza y la sensación de estar enfermo, el paracetamol es muy útil. Tome 500 mg a 1 g (Tempra, Tylenol, Datril, Tafirol) cada 6 horas.
Efectos en la sangre
Hay tres tipos de células como componentes de la sangre, y los tres pueden verse afectados temporalmente con la administración de la quimioterapia: los leucocitos o glóbulos blancos, las plaquetas y los glóbulos rojos.
Leucopenia
Así llamamos a la disminución en la producción de glóbulos blancos. La mayor parte de los medicamentos de quimioterapia pueden producirla. Sin embargo, las dosis a las que la administramos no afectan significativamente la producción de glóbulos blancos de la mayor parte de las personas.
La disminución de la producción de glóbulos blancos, que se refleja en el exámen de laboratorio conocido como biometría hemática, no causa malestar alguno. Una persona puede sentirse perfectamente bien y aún así tener cero glóbulos blancos. La importancia de la leucopenia estriba en que los leucocitos son parte del aparato inmune (las defensas del organismo). Como si fueran los soldados que repelen las invasiones de microbios que nos quieren infectar. Si hay muy pocos soldados, será más fácil que nos invadan. Traducido a lo que sucede en nuestro cuerpo, si la leucopenia es muy importante, aumenta el riesgo de que pesquemos infecciones, y se dificulta combatirlas con los propios medios del organismo.
Por lo anterior, se recomiendan las siguientes medidas para evitar complicaciones infecciosas favorecidas por la leucopenia mientras dura el tratamiento:
- No coma en la calle. Los alimentos callejeros pueden estar contaminados con el polvo que levanta el viento y que levantan los automóviles. Este polvo puede estar contaminado con heces de animales y otras cosas.
- Evite el contacto cercano con personas que tengan gripa, que tosan o estornuden con frecuencia.
- Evite asistir a lugares cerrados con aglomeraciones. Es más probable que en lugares muy concurridos haya alguien con resfriado. Si es un sitio cerrado, las bacterias y los virus que expulsa al toser o estornudar no tienen mucho a dónde ir, y es más probable que usted los pesque.
- Evite realizar actividades en las que haya mucho riesgo de sufrir golpes o heridas. Una herida abre la puerta a las bacterias que hay en el medio ambiente.
- Si sufre una cortadura, lávela inmediatamente y manténgala limpia.
- Si la herida se infecta, repórtese con su médico de cabecera, a Urgencias o con su oncólogo. Los signos de infección incluyen hinchazón, enrojecimiento, calor y dolor en el sitio. También puede haber pus.
- Repórtese si presenta fiebre, entendiéndose por fiebre la temperatura axilar de 38°C o más. Hágalo aunque no exista causa aparente para la fiebre (aunque no le duela la grganta ni tenga diarrea, por ejemplo). Claro, a menos que se le haya administrado algún medicamento que se sepa que puede causar fiebre (en cuyo caso le habremos dicho, si es nuestro(a) paciente).
Plaquetopenia
Así llamamos a la producción disminuída de plaquetas. Afortunadamente la vemos con mucha menor frecuencia que la leucopenia. Las plaquetas tienen un papel importante en la reparación de los vasos sanguíneos microscópicos que se lesionan; es decir, ayudan a detener los sangrados. Son pocos los medicamentos que la pueden producir con alguna frecuencia.
Tampoco se siente nada por tener las plaquetas bajas, pero hay algunos signos que nos pueden estar avisando que hay disminución de las plaquetas, y conviene que se comunique con su oncólogo si los presenta:
- Aparición de numerosos puntos rojos del tamaño de la cabeza de un alfiler en tobillos y espinillas.
- Aparición de moretones en diferentes partes del cuerpo sin que haya explicación aparente. (Las piernas en su cara anterior son la excepción, ya que por el uso que les damos no es raro que haya moretones causados por algún golpe que no recordamos).
- Sangrado fácil o que no cede tan fácilmente como sería usual. Puede haber sangrado por la nariz, por las encías, o que el puntito de sangre que aparece tras una toma de muestra de sangre se convierta en ua gotita que tarda en dejar de brotar.
Para evitar riesgos si hubiere plaquetopenia, sugerimos:
- Evitar actividades con riesgo alto de golpes o heridas.
- Evitar tomar ácido acetilsalicílico (Aspirina), a menos que los beneficios potenciales sean mayores al riesgo.
- Repórtese con su oncólogo si hay alguno de los signos de probable plaquetopenia descritos arriba.
- Evite tener extreñimiento, para evitar aumentos en la presión capilar al hacer esfuerzo, y así evitar hemorragias conjuntivales, por ejemplo (“derrames” en los ojos).
- Atiéndase si tiene tos.
Anemia
También podemos ver anemia como consecuencia del tratamiento con quimioterapia. Cuando hay anemia puede maniferstarse con fatigabilidad, dolor de cabeza, falta de aire con menos ejercicio que el que normalmente se necesita hacer para que falte el aire, mareos y otras molestias parecidas.
Para la anemia puede ser necesario usar eritropoyetina (una sustancia que es la que en forma natural estimula la producción de glóbulos rojos), o recurrir a las transfusiones, si es indispensable.
Infertilidad, trastornos menstruales, trastornos de la libido
La mayor parte de los medicamentos de quimioterapia clásica causarán infertilidad mientras dure el tratamiento. De cualquier manera, se recomienda encarecidamente evitar la procreación y el embarazo mientras se recibe quimioterapia, para evitar trastornos como mutaciones genéticas o de malformaciones congénitas en el producto.
Muchos tratamientos traerán alteración en el ritmo menstrual de la mujer. Dichas alteraciones pueden ser: aumento o disminución de la frecuencia de las menstruaciones, aumento o disminución de la duración del sangrado menstrual, aumento o disminución de la cantidad de sangrado. Ausencia más o menos prolongada de la menstruación. Si una mujer está cerca de la edad de la menopausia cuando se inicia un tratamiento de quimioterapia, es posible que se adelante un poquito aquella. En los demás casos, si la menstruación se ausentó durante el tratamiento, volverá al cabo de unos meses, a lo sumo.
Tanto en el hombre como en la mujer, puede haber disminución de la libido. En el hombre puede presentarse en algunos casos disfunción eréctil.
Pregunte a su oncólogo cualquier duda al respecto. Es mejor preguntar.